Hace pocos días escuché un excelente programa de TV con Antonio Ledezma moderado por Napoleón Bravo con motivo de los 65 años de vida de Antonio. En el desarrollo del programa Napoleón le preguntó a Antonio Ledezma cuál había sido su peor error en política, y sin titubear contestó: «no haber enfrentado las pretensiones de hacer a Luis Alfaro Ucero candidato presidencial de AD en 1998”.
En ese momento, y me consta, las encuestas decían que Antonio Ledezma era quien tenía la mayor aceptación en AD para ser el abanderado del partido. Desafortunadamente, la mayoría del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de AD, los mismos que defenestraron a Carlos Andrés Pérez, junto a los gobernadores de estado y un grupo de empresarios que había adquirido una inmensa influencia en Acción Democrática, se empeñaron en hacer a Luis Alfaro Ucero candidato presidencial AD.
Al escuchar a Antonio Ledezma sentí un gran alivio por él, por mí y por muchos amigos y otrora compañeros de partido que en su mayoría fuimos excluidos de AD por impulsar la renovación del partido bajo el lema “O cambiamos o nos cambian”. Ese grupo de excluidos, a pesar de que ya no formábamos parte de AD, no vacilamos en decir que Antonio Ledezma, uno de los pocos que sobrevivió la purga, era el mejor rostro de cambio y renovación para AD y Venezuela, la cual atravesaba una profunda crisis social y económica por la nefasta presidencia de Rafael Caldera y su chiripero.
Todos sabemos la historia. A Ledezma lo obligaron a ser el jefe de la campaña de Alfaro y nadie ignora la humillación a que fue sometido el propio Alfaro.
No estoy seguro si aún habiendo sido candidato presidencial de AD Antonio Ledezma hubiera ganado esas elecciones, pero de lo que si no tengo dudas es que Antonio le hubiera ahorrado al partido que ha protagonizado la más hermosa historia política contemporánea de Venezuela tamaña tragedia como la que ha vivido desde esa fecha para acá.
Estoy convencido que el mejor regalo que Antonio Ledezma se dio a sí mismo en su cumpleaños es haber hecho esa confesión. Y sus amigos que tanto lo admiramos y queremos la recibimos como un rocío en medio del torbellino, pues era un tema que parecía vedado entre nosotros. La verdad libera y fortalece.
Gracias Antonio por ayudar a que la historia la sigamos escribiendo con autenticidad y con la verdad como horizonte.
Antonio Ledezma sabe que desde que lo invité hace muchos años en el Guárico a formar parte de un ejército de jóvenes para luchar por nuestros sueños y utopías, nunca dejó de exhibir su liderazgo para convertirse en una referencia de esperanza certera para el futuro de Venezuela.
Ahora te extiendo una nueva invitación: ha llegado el momento de retomar ese liderazgo y de hacer ese futuro con el cual hemos soñado una realidad.
Es el momento de construir la Venezuela que tanto queremos. Está en tus manos y las manos de todos los venezolanos que merecemos vivir en libertad y democracia, continuar el legado de esos grandes hombres que nos abrieron infinitas oportunidades y de los cuales nos sentimos orgullosos.
Héctor Alonso López
Caracas, 4 de mayo de 2020